El Imperio Romano
El
Imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad
clásica, posterior a la República romana y caracterizada por una forma de
gobierno autocrática. El nacimiento del Imperio viene precedido por la
expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al mar
Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron aumentando
hasta llegar a su máxima extensión durante el reinado de Trajano, momento en
que abarcaba desde el océano Atlántico al oeste hasta las orillas del mar
Caspio, el mar Rojo y el golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara
al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la
frontera con Caledonia al norte.
La
historia de Roma abarca 1200 años y se dividió en tres periodos importantes:
- El primero fue la Monarquía, entre los años 753 a 509 A.C.
- El segundo fue la Republica, entre los años 509 a 29 A.C.
- El tercero y último periodo de la historia de Roma fue el Imperio que duro entre los años 29 A.C. a 476 D.C. en este último su imperio se dividió en Occidente y Oriente.
Monarquía de Roma
Antes
de la etapa republicana e imperial, Roma fue una monarquía gobernada por reyes.
Todos los reyes, excepto Rómulo por haber sido el fundador de la ciudad, fueron
elegidos por las gentes de Roma para gobernar de forma vitalicia, y ninguno de
ellos usó la fuerza militar para acceder al trono. Aunque no hay referencias
sobre la línea hereditaria de los primeros cuatro reyes, a partir del quinto
rey, Tarquinio Prisco, la línea de sucesión fluía a través de las mujeres de la
realeza. El rey era elegido por sus virtudes y no por su descendencia.
El
rey era reconocido por el pueblo como la cabeza de la religión nacional, el
jefe ejecutivo religioso y el mediador ante los dioses, por lo cual era
reverenciado con temor religioso. Tenía el poder de controlar el calendario
romano, dirigir las ceremonias y designar a los cargos religiosos menores. Fue
Rómulo quien instituyó el cuerpo de augures, siendo él mismo reconocido como el
más destacado entre todos ellos, de la misma forma que Numa Pompilio instituyó
los pontífices, atribuyéndosele la creación del dogma religioso de Roma.
La República de Roma
El
inicio de la república romana se sitúa en el año 509 a.C., cuando la monarquía
de origen etrusco que gobernaba Roma fue derrocada. El paso a la república
constituyó el triunfo de una revolución social encabezada por la nobleza
romana, los patricios. Este grupo, conformado por hombres ricos, dio forma a un
sistema que le permitía controlar el poder político, a través de tres
instituciones: las Asambleas o comisión, el senado y las magistraturas.
El
Senado funcionaba desde el período monárquico y estaba integrado por los
principales jefes de los linajes patricios. Era el órgano que dirigía la
política romana, ratificando las decisiones de las asambleas, controlando la
actuación de los magistrados y aprobando las leyes propuestas por ellos antes
de entrar en vigor.
Organización Social de Roma
La
primera estructura social y política de los latinos fue la familia: el padre
(páter familias), la esposa (unida al padre de familia por el rito sagrado de
la torta), los hijos, las esposas de los hijos, los hijos de los hijos, y las
hijas no casadas. De la agrupación de algunas familias del mismo tronco,
surgieron las gens, y de un conjunto de familias surgieron las tribus.
La
fundación de Roma se atribuye a tres tribus: los Ramnes, los Ticios y los
Lúceres. Estos tres grupos fundaron la llamada Roma Quadrata en el Monte
Palatino. Otra ciudad fundada por otro u otros grupos en el Quirinal, se unió a
la Roma Quadrata, surgiendo así la civitas ‘ciudad’ llamada Roma.
A
los patricios corresponde el derecho pleno de ciudadanía: forman el pueblo y
son de entre los habitantes los de clase social más elevada. Sus derechos eran:
el sufragio, el desempeño de los cargos públicos políticos o religiosos, el
derecho a asignación de tierras públicas, los derechos civiles propios de las
gens (tutela, sucesión, potestad, etc.), el derecho de contraer matrimonio con
otros miembros de las gens, el derecho de patronato, el derecho de contratación
(el único que se extendía también a los no patricios libres) y el derecho a
hacer testamento (el conjunto de estos derechos constituía el ius qüiritium o
ius cívitatis). Como deberes citaremos: el servicio militar, y el deber de
contribuir con ciertos impuestos al sostenimiento del Estado.
Organización Política de la
Republica
La
actividad política en Italia presenta diferentes etapas. En la medida en que
los grupos luchaban por obtener una hegemonía, se fue configurando un sistema
sociopolítico representativo que pretendía equilibrar el principio de
autoridad. Así, después de guerras y dificultades, a mediados del siglo VIII a.
de C. Se empezó a desarrollar el siguiente esquema político:
1.-
Asamblea (comicios): Reuniones públicas de los grupos dominantes o patricios
romanos, posteriormente en ellas se representó al resto de los ciudadanos. Sus
principales funciones eran elegir magistrados y tomar decisiones de tipo
judicial. Las asambleas llegaron a tener representantes populares tribunos.
2.-
El Senado (senex): Era un consejo de ancianos, el cuerpo de consulta
constituido por descendientes de la aristocracia. Supervisaba los servicios
religiosos, administraba los recursos financieros, inspeccionaba a los
magistrados; negociaba los asuntos exteriores; nombraba altos jefes militares y
enviaba funcionarios a las colonias.
3.-
Los magistrados: constituían un grupo de funcionarios al que pertenecieron los
reyes; no solían cobrar por sus puestos y tenían una duración en ellos de uno a
cinco años según el nombramiento. Se requería tener una reconocida calidad de
ciudadano y tener entre 30 y 45 años de edad.
Crisis de la República
Durante
la república, y en paralelo a los conflictos entre patricios y plebeyos, Roma
se lanzó en un proceso de expansión territorial que abarcó la península Itálica
y toda la costa del mediterráneo.
El
sistema político que, es teoría, garantizaba el equilibrio de poderes, y entre
los distintos estamentos sociales, resultó ineficiente para administrar la
nueva realidad económica y espacial.
La
expansión territorial produjo un aumento considerable de la riqueza, pero su
raparlo fue desigual.
La
aristocracia romana expandió su propiedad rural, creando extensos latifundios
trabajados por esclavos. Los pequeños propietarios agrícolas se arruinaron y
los soldados que volvían victoriosos de las conquistas territoriales
encontraban a sus familias empobrecidas.
Las
masas urbanas sufrían hambre y la tensión subía de intensidad, en la medida en
que las instituciones republicanas se mostraban incapaces de solucionar los
problemas sociales.
El fin del imperio romano
La
gloriosa historia del Imperio romano de Occidente llegó a su fin en el año 476,
cuando Odoacro, un caudillo bárbaro, destituyó al joven emperador Rómulo
Augusto y asumió el gobierno de Italia.
En
el 410 las tropas del visigodo Alarico saquearon Roma, causando una conmoción
general en todo el Imperio. Pero la ilustre historia del Imperio romano de
Occidente vivió su último capítulo en el año 476 en Ravena, ciudad que desde
hacía unas décadas era la capital del mismo Imperio. El general bárbaro Odoacro
se hizo con el gobierno de Italia, tras destituir y desterrar a Rómulo Augusto,
el último emperador, un joven que por su debilidad se ganó enseguida el apodo
de «Augústulo», el pequeño Augusto.
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